jueves, 10 de diciembre de 2009

La Zona perdida.

No tengo internet ahora, es perturbador, y a la vez me libera. Extraño mis jornadas de navegar, pero mi vida es intensa a pesar de las peripecias y las trabas.

jueves, 29 de octubre de 2009

La Zona Fotográfica


Quinta avenida en los años cincuenta, se nota que no había Revolución... Energética.

miércoles, 28 de octubre de 2009

La Zona de opinión.

Todos por lo mismo: apocalípticos e integrados.

La maestra de Educación Física con su blackberry en la mano derecha y su camiseta Ed Hardy aplaude fervorosa la actuación de los "pioneros" de quinto grado: es el matutino organizado en homenaje a la desaparición de Camilo Cienfuegos. La última frase dicha por los alumnos remite a un dilema aún no resuelto, el paradero real del héroe, pero la frase pareciera hueca, y lo es en un contexto tan anacrónico.
La mitad de los niños que observan el "acto político-cultural" está al sol. Se tapan las caritas con lo que pueden, muchos con las pequeñas manos, otros con las mismas flores que echaran a una cazuela de aluminio, limpia, eso sí, que luego será llevada al mar, al río a algún charco cercano. Años atrás la cazuela misma ha estado llena de agua, como si la alegoría funcionara en efecto de esa manera, como si se pudiera explicar a un niño, como tuve que hacer con la mía, que el recipiente está lleno de agua para que asemeje a echar las flores al mar, como corresponde con la tradición. La historia se rompe allí donde el infante es incapaz de entender la semejanza entre un caldero lleno de agua y el mar, y no por deficiencias del niño, sino porque en verdad no tiene nada en común, en absoluto.
Versos que se dicen atropellados para terminar más rápido, canciones preparadas al corre corre que de tan desafinadas obligan a la maestra a terminar cantando ella misma lo que debió ser una canción hecha por los "pioneros", textos leídos que parecieran sacados de algún libro de redacción y concordancia, pero de entre los ejemplos de lo qué nunca debe hacerse con el lenguaje, de tan incoherentes y extrañados.
De suerte será de los recuerdos que se olvidan, gracias a la cualidad humana de poseer una memoria selectiva. Confío en que ese espacio sea llenado por alguna historia mejor y también confío en que estos niños alguna vez comprendan la verdadera noción de patria, la patria que trasciende consignas y cazuelas, malos maestros e ideologías huecas y retrógradas.

jueves, 15 de octubre de 2009

La Zona del Recuerdo.

Nostalgia sin Tarkovski.

El lunes pasado se inauguró en La Habana, en el cine Charles Chaplin, la muestra Cuatro décadas de Cine Polaco, donde participan once películas de este país de diversos directores. A propósito del tema hice un anuncio en Facebook acerca de mi intención de asistir y recibí un comentario de un amigo sobre sus visitas a la Cinemateca para ver todo tipo de maravillas del cine mundial y en especial del de Europa del Este. Es mucha verdad, en el Chaplin hemos podido disfrutar de cine ruso, de la época soviética y posterior, polaco, checo, húngaro, alemán, entre otros, con más o menos asiduidad. Sin embargo, y aunque ha sido para nosotros una especie de lugar de refugio, paraíso como diría mi amigo, no es suficiente.
Hoy bien temprano, cuando regresaba a casa después de dejar a mi hija en la escuela y me dirigía a buscar el pan, pasé por lo que fuera el cine Avenida, en 41 entre 56 y 58, en Playa, que bien pudiera calificar como el cine mi niñez. En este lugar ví maravillas como "Los aristogatos", "La balada de los Dalton", y comencé a disfrutar de lo que luego se convertiría en una preferencia que aún me persigue, los mangas japoneses que a principios de los ochenta daban sus primeros pasos con "Voltus V", "Mazinger Z" y la norteamericana, pero notablemente dibujada por nipones "El último unicornio". También allí, pero ya adolescente tuve oportunidad de saborear mi primera película de Almodóvar, "Mujeres al borde de un ataque de nervios" que me dejó con el placer tremendo que todavía me embarga con las obras de este director español.
Hoy, cuando pasé por el otrora Avenida dejé a un lado a Calle 13 y me quité los audífonos para preguntar a un trabajador que pulía el suelo qué iban a hacer en aquel lugar y me dijo que una discoteca. Las emociones fueron varias, tristeza infinita por perder un templo de mi niñez, de la de mis hermanos y vecinos, alegría porque pensé que así tal vez mi hija en su adolescencia podría tener un lugar cercano a dónde acudir a divertirse, inquietud de pensar cómo se llenarían más estas calles de borrachos y gente desagradable.
Después de estos primeros sentimientos se instaló la nostalgia, no sólo por el Avenida, sino por todos los cines de barrio de esta ciudad, de los que quedan si acaso un cuarto de los que hubo. En algún momento La Habana sí fue un paraíso para los cinéfilos de todas las edades e ir al cine era un actividad natural y romántica que bien podía terminar con un delicioso helado en las cafeterías que solía haber al lado de las salas. En algún momento pudimos ver casi todo lo que valía, o al menos lo que se nos dejaba ver, pero mucho mucho más que ahora. Era posible sentarse en el Ambassador a ver "Érase una vez en América", "El lado oscuro del corazón " o "Ran" sin que cayera agua del techo o se te posara al lado un masturbador insistente.
Pero en verdad, hemos comprobado que estos momentos pasaron y que aunque la cinemateca aún nos programe maravillas del cine ruso y polaco y hasta anuncie ciclos de mi director ruso favorito nos va a quedar ese sabor frío y desagradable de una nostalgia llana, una nostalgia aún así sin Tarkovski.

martes, 13 de octubre de 2009

La Zona de opinión

Aventuras policiales.

Ayer en la tarde cuando regresaba con mi hija de su escuela tuve un encuentro cercano con las autoridades locales, o sea con la policía. Venía con mi niña, dos amiguitos de la escuela y la madre de estos cuando al cruzar una calle se me cayó al suelo, sin que me percatara, el pomo donde suele llevar el agua mi hija, y al aviso de un muchacho que se dió cuenta regresé corriendo y lo recogí sin que hubiera otro incidente.
Continué mi camino hablando con Cristina, la otra madre, de todas esas cosas que se hablan al salir de la primaria, la merienda que los niños deben llevar porque si no es así se mueren de hambre ya que al almuerzo escolar es una verdadera pena, o quizás de las ausencias de las maestras, o de los casos de dengue y AH1N1 que hay en la escuela, en fin, verdaderas nimiedades, cuando de pronto y de la manera más espectacular vimos acercarse un carro policial dando marcha atrás y detenerse frente a nosotros en la calle.
Entonces el copiloto de semejante nave me hizo una seña indefinida con las manos. No dijo Buenas tardes, ni otra palabra de saludo, sólo me señaló con un dedo y luego hizo ese gesto con la mano indicándome que debía acercarme a él. Al principio dudé que fuera conmigo, porque en verdad no encontraba el sentido a aquello, pero luego con mucha curiosidad me acerqué al uniformado.
Quería saber, el tal, por qué yo había corrido a recoger el pomo, y le expliqué que me pertenecía, luego preguntó si yo estaba segura porque una señora en la otra cuadra decía que era suyo, repetí que sí y que si tenía dudas estaba el muchacho que había visto el pomo caer de mi mochila y si quería me confrontara a la señora esa. Él no me respondió, ni siquiera se dignó a mirame, sólo le pidió al chofer que arrancara y me dejó sin más explicaciones en el medio de la calle.
Entonces pensé muchas cosas, el trato odioso que tienen los policías en este país hacia los ciudadanos, el tiempo que les sobra para perder en boberías y no hacer bien su trabajo, el poder que poseen y no cesan de demostrar encima de autos y motos relucientes con salarios elevados que muchas veces profesionales consagrados no piensan cobrar.
Igual me dí cuenta que si él hubiera querido habría podido detenerme, que no hay una ley que se lo impida ni que me proteja, que habría sido mi palabra contra la de él y me quedé pensando cuál sería la pena para este terrible delito de apropiamiento ilícito de pomo plástico vacío envuelto en bolsa de tela.

lunes, 12 de octubre de 2009

La Zona Fotográfica


Me gustaba imaginar cómo aquellos rostros se desfiguraban ante mí, cómo se descomponían.

viernes, 9 de octubre de 2009

La Zona de opinión.

Oda al caldo de pollo.

Quisiera dedicar unas líneas de reflexión a ese gigante de la cocina cubana, el caldo de pollo, lo que en Cuba conocemos como cuadrito, caldito, sopita, y que no es más que ese caldo concentrado marca maggi o gallina blanca, de diversos sabores como pollo, bacon, chorizo y otros por el estilo.
Me pregunto que sería de los cubanos si no existiera esa maravilla concentrada. Vale diez centavos de c.u.c y en algunos lugares se puede encontrar a dos pesos cubanos, o sea el equivalente, y puede ayudar a mejorar nuestra dieta en un dos por tres. Lo usamos para dar sabor a los potajes, arroces, para croquetas, pastas de bocaditos, spaguettis, para que el pollo que nos venden sepa a algo, pues hace mucho tiempo que los pollos que comemos en Cuba ni siquiera sabe a pollo, así que ni siquiera se cumple ese lugar común de los americanos quienes encuentran que todo sabe a pollo.
Para muchos ancianos un caldo de estos puede significar una comida, sobre todo en las tardes, basta agregarlo a una taza de agua caliente y te haces la idea de que estás bebiendo consomé de pollo. Puede que incluso el estómago se engañe un par de horas, tal vez.
Engañar al estómago, hacerle creer que es pollo, o chorizo o costilla ahumada lo que se saborea y no simples aromas y glucamato monosódico.
De eso va todo en Cuba, la máscara alcanza niveles insospechados, sofisticated es la palabra en inglés, que no es para nada la mala traducción de algo rebuscado, sino la de algo que se disfraza de lo que en realidad no es.

jueves, 8 de octubre de 2009

La Zona Fotográfica


El Caballero de París en una de las esquinas de su Habana.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La Zona de opinión.

La aguja sabe lo que cose...

Habría que entenderla, a esta maestra emergente, ella siempre ha escuchado que la educación de un niño debe ser integral, que deben ser preparados para la vida y no sólo de manera académica, que existe incluso una asignatura llamada "El mundo en que vivimos" porque los niños han de conocer el planeta donde habitan y todas las circuntancias que los rodean.
Es por eso, y porque tiene serias pretensiones de convertirse en una profesional destacada, que decidió dedicarse a darles a los alumnos "clases especiales". Es posible que contara con un programa establecido por ella misma, o que se decidiera a dejar los temas a la pura improvisación, según se presentaran los días. Ahora bien, repito, sus intenciones siempre fueron las mejores.
Ella no es como otras que conoce, en su misma escuela, que se escapan por la ventana del aula a la hora del mediodía y dejan a los estudiantes solos con la puerta bien cerrada. Tampoco es como esa otra, a quien visita el novio todas las tardes para tener ciertas aventuras sexuales en el balcón del aula mientras los niños deben permanecer con la cabeza baja sin mirar al exterior.
Ella, señores míos, tenía un objetivo, una motivación, desarrollar su oficio de maestra y tratar de alcanzar todas las esferas de la vida, lo que se ha llamado "cultura general".
Por todas estas razones ella no comprende por qué razón fue llamada a la dirección de le escuela donde trabaja por una queja presentada por un padre. Sí, es verdad, uno de los niños tuvo un ataque de asma después de sus lecciones, pero hay que tener en cuenta que el susodicho alumno tiene un amplio historial con ese padecimiento. Se pregunta cómo es posible que pueda relacionarse este ataque con las clases de cómo fumar-curso teórico y práctico impartidas por ella en el receso durante dos semanas.
Por su parte los padres tampoco comprenden cómo es posible que esta chiquilla de 16 años tenga a su cargo a veinte niños de menos de 10 a los que ni siquiera enseña bien la ortografía, así como tampoco pueden entender que a pesar de la gravedad del hecho ocurrido la mencionada maestrica vaya a continuar ejerciendo hasta el final del presente curso escolar.

martes, 6 de octubre de 2009

La Zona Fotográfica


La entrada del zoológico de 26.

viernes, 2 de octubre de 2009

La Zona de opinión.

Sexo en la ciudad.

Sé que en Cuba, y sobre todo en La Habana todo resulta muy difícil, comer es una aventura, y generalmente una en la que se repiten los mismos capítulos, vestirse es una odisea, ya que hay que lidiar con la moda y también con las pocas opciones y la falta de dinero, pero lo que en verdad me resulta chocante es que en este país y en esta ciudad en específico se hace cada vez más difícil tener sexo.
No estoy hablando de la disposición de los habaneros, que es mucha y variada, sino de los lugares a dónde concurrir para ello. Hace mucho tiempo que no funcionan las llamadas "posadas" estatales. Sé que existen las particulares, personas que alquilan cuartos de sus viviendas durante el día para facilitar el intercambio amoroso entre parejas que no tiene otro lugar dónde acudir, pero no son baratas, el precio oscila alrededor de los 5 cuc, lo que resultaría en 120 pesos cubanos, que para muchos es tal vez la mitad del salario mensual.
Que queda, pues parques, oscuridades, matorrales, pero hasta eso se ha vuelto extrañado, pues a pesar de la tan llevada y traída Revolución Energética los parques están bien iluminados y cada vez hay más cámaras al menos en la zona del Vedado, Centro Habana y Habana Vieja. Hace un par de días un amigo me dijo que supo que son más de 6000 las que se han instalado en los últimos tiempos, así que una vez más se tiene la sensación de ser constanmente observado y con razón.
Me pregunto cómo se las arreglan los adolescentes, los más jóvenes que no tienen dónde meterse para apretujarse un poco con todos los problemas de viviendas existentes en este país. Supe de un caso, una pareja en el banco de un parque no muy céntrico, que fue interrogada por la policía quien le pidió los documentos y luego se arrepintió de sus intenciones y les recomendó buscar un lugar mejor ya que la multa por semejante escaramuza era muy alta.
Me pregunto cuál es ese lugar mejor, dónde lo encuentran y si acaso no será más alto el precio a pagar por no poder hacer el amor con libertad.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

La Zona Fotográfica


Esta es la esquina de mi casa, como se veía cuando se construyó lo que es hoy la avenida 31.

lunes, 28 de septiembre de 2009

La Zona de opinión. Esta vez con un artículo de Osvaldo Ferrari Díez.

La Pelota de los Cubanos

♫…el Caballero siempre dice así,

que sin azúcar no hay país…♪

Barbarito Diez

Se acabó el Caballero, se acabó el azúcar, y observo consternado como en cada ocasión que el Equipo Cuba pierde un campeonato de Base Ball parece que también el país se acaba. Así de importante es este pasatiempo para los cubanos, que en vez de nacer con el proverbial pan debajo del brazo, venimos al mundo con un bate.

Hoy concluyó la Copa Mundial 2009, y el equipo de Cuba, a pesar de una extensa, minuciosa y agotadora (para los televidentes) preparación, volvió a perder la medalla de oro, ahora en un certamen de cuarta o quinta categoría que nada tuvo que ver con el Clásico Mundial. Jóvenes peloteros de Doble y Triple A, e incluso de menor denominación, se midieron las caras con los experimentados criollos que, aunque perdieron sólo tres juegos, se vieron con marcadores muy apretados ante equipos sin tradición, que carecen de las instalaciones más adecuadas y que no cuentan con el apoyo de un público que poco o nada entiende de este deporte.

Yo nací en la tierra de Martín Dihigo, Adolfo Luque, Camilo Pascual, Orestes Miñoso, Alejandro Crespo, Edmundo Amorós, Willy Miranda, Pedro Chávez, Orestes Kindelán, Orlando “Duque” Hernández, Agustín Marquetti, José Canseco, Changa Mederos, Manuel Hurtado, Braudilio Vinent, José Antonio Huelga y una lista interminable de estrellas que, engalanados o no en algún momento de sus carreras deportivas con las ropas del Equipo Cuba, pusieron muy alto el nombre de su patria, ya que, al margen de la nacionalidad del césped que pisaban, son cubanos iguales que yo, que respiraron el mismo aire, sudaron bajo el mismo sol, hablaron o hablan el mismo idioma de los aseres y los moninas, pero que a diferencia de mi, se ganaron un lugar en el mundo, y eso tengo que respetarlo… y hasta llorarlo, porque estoy asistiendo conmovido a la muerte, todavía no inexorable, de nuestra entrañable pelota: un italiano sentiría mucho menos la desaparición de los spaghetti.

Decimos, medio en broma, medio en serio, que todos los cubanos nos creemos managers y yo lo tomaré todo en serio y compartiré las reflexiones siguientes con quienes deseen hacerlo. Ojalá que sean muchos…

Primera: En Cuba se terminó la Serie Nacional. Quizá el término sea un poco duro, lo podríamos reemplazar por disolvió. Su alargamiento a un desmesurado número de equipos conllevó a la pérdida de calidad. ¿Cuántas veces al año un pelotero enfrenta pitchers de primera categoría? ¿En cuántas ocasiones un pitcher debe lanzarle a un bateador fuerte?

Los estadios están vacíos, la gente casi no habla de pelota en las calles, y cuando lo hace es para quejarse de lo lentos, aburridos e interminables que resultan esos juegos con marcadores desproporcionados que más parecen propios de juegos de Basket Ball.

Pareciera que casi ninguno juega para su equipo, que sólo tratan de brillar individualmente, o con el objetivo de ganar una plaza para el próximo vuelo, sin contar a aquellos que no tienen siquiera esa ilusión, ya que juegan en posiciones ocupadas a priori por los “sembrados”, o sea, aquellas luminarias que hagan lo que hagan durante el año tienen asegurada su plaza por decreto.

Hay tal vez otras razones más oscuras, que escapan a mi escaso nivel de información, que explicarían por qué a figuras que durante varias temporadas se desempeñan de una manera excelente nunca las escogen para integrar la selección: esto último ya cae en el plano del misterio.

Segunda: ¿Quién dirige los equipos de Cuba? ¿Quién designa a los directores? ¿Quién (o quiénes) los somete a las fuertes tensiones que se observan en sus rostros durante los juegos en el extranjero? ¿Por qué no se permite que un director que alcance un meritorio segundo lugar en unas Olimpíadas vuelva a actuar? ¿Por qué en algunos momentos nos parece percibir que individuos ajenos al cuerpo de dirección estén tomando las decisiones?

Tercera: La emigración de peloteros ha alcanzado ribetes dramáticos. Algunos equipos, sobre todos los de la capital, se han visito prácticamente diezmados por las llamadas “deserciones” de jóvenes que, sintiéndose fuertes y capaces de brillar en las ligas profesionales, aprovechan la más mínima posibilidad para escapar y, de esa manera, labrarse un mejor futuro para ellos y su familia, desplegando algo que nadie ni nada puede otorgar: el talento.

Con frecuencia se les acusa de traición, como si de militares en medio de una batalla se tratara, ya que los que así se expresan se basan en que si fueron entrenados gratuitamente en el país, pues a él se deben. Y yo me pregunto, ¿en qué otro lugar hubieran podido entrenar? ¿y por el hecho de que alguien me entrene de forma gratuita estoy obligado a servirle de por vida por un salario paupérrimo y un esporádico y poco probable viaje al extranjero?

Cuarta: El periodismo deportivo en Cuba tampoco ayuda al desarrollo de los atletas. Los narradores y comentaristas de lo más que se ocupan es de contabilizar medallas y de encontrar justificaciones al mal desempeño de los deportistas. En algunos deportes, los árbitros y jueces, de común “pagados por esotéricas potencias que sólo desean el mal para Cuba”, son los únicos responsabilizados por los malos resultados.

Los equipos de Cuba son siempre los mejores: se pierde porque no se batea, se corre, se bloquea, o se acepta el combate del contrario en la corta distancia, pero nunca porque el contrincante es el mejor. Jamás gana el equipo de enfrente, sino es el cubano el que pierde, y entonces como alguien ha de ser el culpable, se la emprende contra el director, se le estigmatiza primero, para por último evaporarlo, y nunca más se habla de él.

El periodismo deportivo cubano llega al infamante límite de cortar la transmisión cuando el equipo cubano pierde, y no presentar la ceremonia de premiación. Ejemplos de este proceder se observaron, que guarde yo memoria, en las Olimpíadas de Sydney y en esta última Copa, despojando de esta manera a los deportistas cubanos de ser recordados por sus familiares y compatriotas en el instante de recibir una honrosa medalla de plata que, dicho sea de paso, ninguno de los críticos ha ganado nunca.

Conclusiones:

Cuba no pertenece a una galaxia diferente que el resto de las naciones. Se debe vivir la época común, y oponerse a ello es sólo una muestra más del inmovilismo que estanca tantas aristas de nuestra sociedad.

Cuba debe abrirse al mundo en el deporte, y esta apertura sólo tiene un nombre: aceptar el profesionalismo. A algunos no les gusta, pero así es el mundo que compartimos: azul, redondo, dando vueltas… y profesional. Negarlo es negar el desarrollo, y es negar a los cubanos el disfrute de un buen Base Ball.

Se argumenta que los atletas profesionales son “esclavos”, pero ¿qué mayor esclavitud que aquella que no permite siquiera decidir entre ser libre o esclavo por propia voluntad? A los atletas profesionales les queda siempre la posibilidad de no aceptar los términos de un contrato. Los aficionados no pueden no aceptar, ya que, simplemente, no tienen contratos.

Todos los estados, aun los regímenes socialistas como China, Vietnam y Corea del Norte, han adoptado el deporte profesional y les ha dado excelentes resultados: en primer lugar, se eliminaron los “traidores”, en segundo lugar, el país puede de esa forma utilizar al ciento por ciento de sus talentos, ya que ninguno de los jugadores pierde el derecho de representar a su patria por desempeñarse en un club profesional de otra nación.

¿Liga profesional en Cuba? ¿Jugadores cubanos militando en Grandes Ligas y que representen dignamente a su patria en las justas internacionales? Me cuesta creerlo, pero… ¡cómo lo disfrutaríamos!

Osvaldo Ferrari Díez

sábado, 26 de septiembre de 2009

La Zona de opinión.

Sácame del saco

No, me niego a estar en el saco, en cualquier saco, todos me parecen pobres, todos me parecen lo mismo. Defiendo la libertad de opinión y de pensamiento aunque no sean iguales a los míos, defiendo el derecho a la diversidad. No quiero entrar en el saco de A FAVOR DE PAZ SIN FRONTERAS, tampoco en el de CONTRA PAZ SIN FRONTERAS. Reclamo mi derecho a sentir y disfrutar de la alegría de compartir con mi gente sin dejar de reconocer la manipulación de todos lados, de todas las banderas. Hoy me solidarizo con Luis Eligio, encarcelado por decir lo que piensa como tantos otros y siento pena por mi país, por sus divisiones, por las víctimas de todo que somos nosotros mismos.

viernes, 25 de septiembre de 2009

La Zona Literaria

Otros tres textos de Photomatum

ANTÍDOTO

Es la mandrágora una planta mediterránea de raíz carnosa y ahorquillada. Se dice que la forma de dicha raíz recuerda un cuerpo humano, como un hombrecillo que, enclenque y fibroso a la vez, emergiera de la tierra. Por semejante forma cuenta la leyenda que aquel que desarraigue una mandrágora enloquecerá por el grito de angustia emitido por ésta. Para escapar al maleficio se ataba una cuerda, por un extremo a la mandrágora, por el otro a un perro hambriento. Luego se arrojaba al can un pedazo de carne, de forma que para llegar a poseerlo tuviera que arrancar la mandrágora. Entonces era conveniente taparse los oídos, a fin de evitar escuchar el mortífero aullido de aquella raicilla caprichosamente antropomorfa.



ABEJA

En Suarez y Apodaca una anciana se cortó las venas, pero la corriente de sangre que debió arrastrarla era más bien débil, y del desmayo pasó a un corto y pesado sueño en el que una abeja le zumbaba al oído.

Al despertar, abrió la ventana y la abeja voló fuera sobre el paisaje color ladrillo.



ANTROPOLÓGICA

Aún cuando sólo los separa una loma los vecinos de Ladera Este y los Ladera Oeste nunca se han visto. No es poca cosa. Nadie, ni los mejores antropólogos han podido entender el motivo de tal incomunicación. Y no es que no se hayan visto, sino que nada saben los unos de los otros, ni siquiera que existen. Mientras los de Ladera Este calzan botas de goma (hasta el muslo) y gruñen, los del extremo más occidental de la loma andan descalzos y no emiten ruido alguno: son perros mudos.




martes, 22 de septiembre de 2009

La Zona Fotográfica


Tomada en las proximidades de la Plaza el día del concierto. Por favor, fijarse en el cartel en verde.

La Zona Fotográfica


Otra del concierto.

La Zona Fotográfica


Orishas en Paz sin fronteras, la pusieron buena ellos en la Plaza.

lunes, 21 de septiembre de 2009

La Zona de opinión.


MENTES SIN FRONTERAS


Con todo el escepticismo que me caracteriza, y tal vez una dosis extra acudí este domingo al concierto Paz sin fronteras celebrado en la Plaza de la Revolución y protagonizado por quince artistas, entre ellos Juanes, Olga Tañón y Miguel Bosé.

Entré a la multitud de la Plaza cuando faltaban apenas unos minutos para las 2 de la tarde, hora fijada para el comienzo, y lo primero que escuché fue a la cantante boricua saludar al público y empezar a cantar su canción “Mentiroso”. Ese fue tal vez el primero de los asombros, pues días atrás había leído en internet que en Miami habían pedido a la Tañón que cantara este tema para asociarlo a Fidel Castro. Entonces, aunque en principio quería quedarme más bien lejos del escenario y de tal forma demostrar mi apatía tuve deseos de llegar lo más cerca posible y así lo hice.

No puedo decir aún las emociones que me embargaron, fueron muchas y sé que no sólo para mí, que muchos que fuimos desde la indiferencia terminamos conmovidos.

Puedo contarlo hoy, ese público expectante me tocó fuerte, tal vez como aquel del año 1998, lleno de esperanzas con la visita del Papa Juan Pablo II que como era de esperar no produjo cambios, como estoy segura que no lo hará este concierto, al menos los cambios que la gente espera.

No obstante para mí, al menos para mí algo cambió. En ese momento intenso, esas cinco horas y media fuimos un pueblo junto, no digo unido porque me recuerda una frase común demasiado alegórica, pero estábamos allí todos, sin importar la raza, el sexo, la religión, las preferencias políticas, simplemente estábamos allí.

Yo era de quienes pensaban que este sería un acontecimiento más, de los que pasarían sin penas ni glorias, pero la realidad se me impuso. Creo que algo aprendí también sobre esto y es que el arte no tiene que responder a ninguna ideología, A NINGUNA, y que la intolerancia puede es en definitiva un síntoma de estupidez.

Considero que este pueblo debe abrirse al mundo, que no debemos esperar que nadie venga a hacer cambios en nuestra patria, que no debe interesarnos el presidente de otro país para que solucione nuestros problemas, ni opiniones de nadie, ni sucesos que sacudan nuestro pequeño y limitado universo.

Yo también estoy cansada de tanto odio, de tanta agresividad, de tanto cinismo, de tanto dolor, pues creo como bien dijo Miguel Bosé que el dolor estanca. Es hora de limpiar nuestras mentes y nuestros corazones y hacer cambiar las cosas nosotros mismos sin esperar por hadas madrinas ni toques mágicos.