viernes, 9 de octubre de 2009

La Zona de opinión.

Oda al caldo de pollo.

Quisiera dedicar unas líneas de reflexión a ese gigante de la cocina cubana, el caldo de pollo, lo que en Cuba conocemos como cuadrito, caldito, sopita, y que no es más que ese caldo concentrado marca maggi o gallina blanca, de diversos sabores como pollo, bacon, chorizo y otros por el estilo.
Me pregunto que sería de los cubanos si no existiera esa maravilla concentrada. Vale diez centavos de c.u.c y en algunos lugares se puede encontrar a dos pesos cubanos, o sea el equivalente, y puede ayudar a mejorar nuestra dieta en un dos por tres. Lo usamos para dar sabor a los potajes, arroces, para croquetas, pastas de bocaditos, spaguettis, para que el pollo que nos venden sepa a algo, pues hace mucho tiempo que los pollos que comemos en Cuba ni siquiera sabe a pollo, así que ni siquiera se cumple ese lugar común de los americanos quienes encuentran que todo sabe a pollo.
Para muchos ancianos un caldo de estos puede significar una comida, sobre todo en las tardes, basta agregarlo a una taza de agua caliente y te haces la idea de que estás bebiendo consomé de pollo. Puede que incluso el estómago se engañe un par de horas, tal vez.
Engañar al estómago, hacerle creer que es pollo, o chorizo o costilla ahumada lo que se saborea y no simples aromas y glucamato monosódico.
De eso va todo en Cuba, la máscara alcanza niveles insospechados, sofisticated es la palabra en inglés, que no es para nada la mala traducción de algo rebuscado, sino la de algo que se disfraza de lo que en realidad no es.

1 comentario:

  1. jaja, me llevaste en el tiempo, de cuando yo estaba por allá y atesoraba pequeños cuadros hasta hacer una pequeña pirámide con la cual partir la semana. Un saludo.

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